domingo, 19 de febrero de 2012

tien

le chien, sin correa

http://www.youtube.com/watch?v=VyrbcqRSozY


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 11.- Habla Drácula
(Mínimo homenaje a Bram Stoker
–1847-1912– en su centenario)
–Y la estaca que clavas en mi pecho
No servirá de nada.
La madera se pudre
Y yo soy inmortal,
Como tu sed de sangre
¿No lo sabías?

JEP


andaluz, no sé, pero lo imagino

 comenzaba con lo obvio, al menos para él.  el cine y lo que le ha dejado.  para empezar con los colores básicos: el negro y el blanco.  lo demás, lo puso un rostro.  inolvidable.

 luego siguió escribiendo, o reencontrando hilos sueltos.  cabos que le regalaba la ensenada de su peninsula embragada en caracoles y miel.  no pedía nada, el cabrón.




 luego. lo de más, fueron los cuadros sueltos enhebrados y vueltos a plantear del pintor de Amealco que siempre fue del alma.  con rostros cuerpos paisajes y ventanas y animales gustosos.  para qué mas.  como afirmación, no como pregunta.

 Ahora las cintas vibraban, como que daban brillo a lo que había pasado, pero también, es cierto, a lo que estaba pasando.  En aquel cuarto que parecía enorme.  Y en ese cuerpo, algo diferente que hace dos, tres años.  Lo sabia.  En cada generación sucedía.  En todos los ámbitos.
Pero el que le interesaba era el aire.  Por ejemplo. No sabía de donde le venía esa idea, pero la tradujo, firme, una mañana.
Más que nada.  Buscaba un karma.  Creo.  O no.  Nada más lo imaginaba.
Esto tampoco era una película.  Aunque hubiera ido a ver El Artista al dia siguiente.  Igual que dos dias antes, casi por casualidad, Ravi Shankar se materializó en la materialidad reconstruida de Harrison, el músico, por Scorsese, el cineasta.


 Lo demás, uno puede acomodarlo como quiera o como mejor plazca.  Es como estar en una plaza comercial y tomarse una foto, enorme, con lo mejor del dia, pensó.  Y en una de esas acertó.  No en balde sigue los oxcuros dominios de la voz.  Aunque en realidad era un dolor que le acicateaba. Era lo que le gustaba pensar.  Lo demás, era suficiente con una mirada.  Voltear a todos lados y solo ver el rojo de la palabra LOVE como en submarino de concreto y acero, con el retumbo de la maquinaria en música suave.  Saberse comprendido.  O no.

embarrado en esa música, en un salón dorado,






Se trataba, en realidad, de compaginar sus días sin sol con las luminosas tardes en que se encierra, provocándose a si mismo, para después, salir, desesperado a la calle, a buscar el pan o la señal necesitada

Seguir buscando en ese lindo paisaje la mejor forma de sobreponerse, de amar, de estar enamorado y ser deseado, de ardir, corriyendo
 
 Las cosas que sugieren las amistades.  Sin saberlo.  Quiero suponer.