Un año después, una tarjeta reblandece la coraza, intenta romper, o diluir la costra, y obliga a buscar, seguir hurgando, armar con cosas de otros tiempos las aproximaciones, los atisbos, los descubrimientos, que quedaron, mudos, a la intemperie, en una playa inaccesible, de papel y polvo, y que hoy, gracias a la arqueología intransferible de los sueños, pueden reanudarse, refundirse y, en muchos sentidos, reescribirse:
La tarjeta dice
Embrión de muchas cosas, entre ellas, la esxritrura, la poesía, el cine como puertas de llegada, como puntos de partida.
No he escrito ningún libro, ni los he leído todos. Quisiera haber sabido desde hace algún tiempo, la mejor manera de resumir sus intereses con sus gustos, sus intenciones con sus logros.
En cuanto a la lectura, no pudiera acaso más que estar de acuerdo con los algunos escritores que se recopilan en la Biblioteca Personal. 51 escritores, que Javier Aranda Luna (Ediciones Cal y Arena, 1989) dio a conocer a la imprenta hace dieciocho años.
Algunas conclusiones pudieran extraerse, o extrapolarse, nada más por la afinidad temporal, o de contexto. Afinidad por loa manera de enfrentar lo inevitable, el gusto por la lectura y el compromiso con las estaciones, las ventanas, los refugios, las crispaciones o la seguridad que brinda el amor por la palabra escrita, a veces (o casi todas) gracias a otros, y en otras (definitivas siempre) por culpa de la propia manera de aferrarse al cáliz de la realidad que se atesora, se atosiga se padece.
¿Qué estoy leyendo en este momento? O, para mi, hoy, ¿por qué estoy leyendo este libro en este momento?
A) Para tener una propuesta lúcida y congruente para el domingo: mi propuesta, culpa de Sergio Fernández, es La Celestina, de Fernando de Rojas.
B) Porque me puede servir para reconocer, descubrir, en muchos contemporáneos (muchos de ellos muertos) cercanías qyueno eran aparentes, y en otros (por la edad o por las inquietudes) maneras útiles de conseguir entender por qué a veces uno se clava, o no, con un autor, una propuesta, un título.
C) Dedicar la vida a leer, leer en la vida.
D) Sólo para haber encontradeo, muy sesgado, pero vívida la referencia central a uno de mis bastiones, a mi refrencia crucial en la lectura, de la vida del país, de la percepción: : el autor de tantos Inventarios, el profundo conocedor de los cangrejos, el luminoso pulidor de las palabras, las ideas,
sin fecha, firmado por Federico Alberto García, nació en la ciudad de México, en 1955