El año (2002) o MMII)
que pudo haber sido un libro
con doble tapa
nos ha dejado, sin duda,
preguntas, respuestas, sensaciones,
escozores, tristezas, parabienes.
Pero deja, sobre todo,
la sensación de un viaje en el que,
afortunadamente, pudimos ser tener luz
y compañía, aprestos importantes,
decisivos, diría yo,
para recorrer estaciones, posadas.
laberintos, extensiones y cavernas
Quede, pues, como constancia
y referencia, como recuerdo,
como bola de cristal
que contiene nuestros tiempos juntos
como si fueran cartas del juego de la lotería: así de simple, así de contundente
el respeto hacia uno mismo y hacia los demás
la constancia para con los propios principios y para los objetivos compartidos
la autosuficiencia como medio y como fin; para obtener lo necesario, y para lograr metas, deseos, anhelos
la necesidad de compartir
la imperiosidad de ser congruentes sin maltratar al vecino, al compañero, al amigo
el juicio como forma de postular la permanencia en un espacio y una realidad dados
la vehemencia para buscar lo que uno piensa que debe ser
la fortaleza para pedir en otros o que se considera propio
la congruencia como forma de atar lo contingente de lo imaginado con la escueta certeza de lo descubierto
la simplicidad de un boceto y lo complejo de su trazo
el azar como manifestación de inquietudes, titubeos, sinrazones
el empeño en lograr cosas imposibles a partir de figuras geométricas dispares
el trabajo que se realiza en tiempos inverosímiles
el ensueño trastocado por culpa de un cambio de textura en un paisaje
el hilvá que determina la forma que adquirirá el ropaje que utilizaremos para actuar
el golpeteo travieso de una manecilla en una estancia donde privan la noche y el silencio
la calma de un acorde repetido en la orilla de una playa
el encantamiento producido por la lluvia feroz contra la tierra, la madera y la savia; o contra los vidrios, las corazas o el cemento
la música contenida en un rectángulo ocioso que repite los movimientos, las codas, las guarachas que le fueron cincelados en otro momento perdido
el recuerdo de la noche acompañada (aderezada) por el lejano transcurrir de fierro contra fierro del tranvía
la algarabía frente a un aparador luminoso, festivo, inigualable, que llama nuestra atención de cada año en esta época
el eco repetido de las letanías, marcado por las fulguraciones efímeras de las bengalas y la olorosa mezcla al reventar las cáscaras
la velocidad con que se capta un guiño
la fugacidad del viento helado, en oposición a la calidez de la brisa
la construcción interminable de los dias a partir de las minucias de un segundo y los tejidos en un minuto
la contundencia de un límite, marcando cada punto nodal en un terreno de otra manera incierto
la incontestable transparencia de un cristal, aprisionando lo que pudiera considerarse un capricho o un suspiro
la presencia sin dobleces de lo que nos hace débiles
en los que creemos diáfanos resultados de nuestro esfuerzo
el color deslumbrante de los objetos amados
la textura embriagante de los adjetivos descubiertos
la forma impecable de los acentos
el giro imprevisto de las palabras emitidas
la claridad de cada uno de los argumentos expuestos
la suavidad de los tonos con que se bosqueja un silencio
el entorno musical que puede construirse con la suma de varios ruidos
el fuego abierto después de un chispazo explosivo
la estrella fugaz que nunca presenciamos, pero cuya existencia, de algún modo, cambió la forma de concebir el cielo
el eclipse que en pleno dia nos mostró la ominosa, casi hechiza, oscuridad absoluta, sobrecogedora
la avalancha que vemos desplegarse ante nuestros ojos, desde la butaca, tiene algo de conmovedora similitud con algún sueño
2 comentarios:
ahora es agosto y el año sigue siendo el mismo
en este sartén se colocan las palabras marinadas, sin imágenes que las acompañen, mas que su propia sustancia, que no esencia
las imágenes no hacen falta
o eso creo
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