domingo, 2 de diciembre de 2007

Barro Compuesto


Aquí los lodos que han significado algo, o quedan para que uno repase o forme nuevas entradas, nuevas intenciones, o se refocile en las más viejas, repetitivas, cantaletas, los más elementales y sin sentido sonsonetes.
Hay para más, aunque a veces no se tiene la precisa referencia, como no sea la carátula de un cuaderno interminado, o de una hoja arrancada, o el color, algo más simple, de la tinta.
Vaya pues, salga el primer cuadro del nuevo tablero. Tan viejo (o menos) como uno.
Está la noción, prehistórica para mi, emplastada en la yuxtaposición del barroco, ya de por si compuesto; aderezado, adjetivado con la socarrona afirmación, casi desaparecida para el paladar, para los pregones, de la torta compuesta: llena de colores y sabores, quizá muchos de ellos contradictorios, pero siempre encontrando y dando acomodo, a cada capa posible, o descubierta.

2 comentarios:

Unknown dijo...

en cuanto a las tortas, compuestas, algo pudiera precisarse
Una torta compuesta requiere, en primer lugar, de una telera o bolillo, que en algunas partes del país siguen llamando pan francés, nombre adoptado a partir de 1862, con la intervención armada de Francia en México.

Independientemente de su eventual origen poblano, ubicamos a las tortas compuestas como típicas del Distrito Federal; tanto es así, que en nuestro norte fronterizo —donde consumen tortas mucho más sencillas llamadas lonches, por inevitable influencia de la vecindad idiomática— hay torterías que anuncian con orgullo culinario y sentido mercadotécnico que las suyas son "tortas estilo México", o sea, de la ciudad de México.

En todo el país se encuentran variantes regionales de las tortas: en Real del Monte, Hidalgo, las hacen de tamal, usando cocoles; en Comitán, Chiapas, se come el pan compuesto, que es un bollo con frijoles y carne de puerco deshebrada; las tortas ahogadas de Guadalajara, bañadas con abundante caldillo; las chanclas de Puebla, asimismo con caldillo; los guajolotes, también poblanos, que son pambazos rellenos con enchiladas, y de allá mismo las cemitas, formidables y exóticas, rellenas con pata de res, pápaloquelite, aguacate, queso fresco y chipocles en escabeche; pambazos de papa con chorizo, sobre todo en el Bajío; y en fin, las tortas de carnitas de puerco del mercado de la ciudad de Guanajuato.

(http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/fondo2000/vol2/21/htm/sec_6.html)

Unknown dijo...

de las catedrales

y de la poblanidad de los orígenes

habrá oportunidad